He llegado a la conclusión que la siguiente ecuación describe bastante bien el proceso de resolución de las dificultades de una pieza:
T = D/P
En la fórmula:
- T es tiempo de aprendizaje, o sea, el tiempo que lleva resolver el problema
- D es la dificultad objetiva del pasaje u obra que estamos estudiando
- P es la paciencia que tengamos para resolver el problema.
Entonces, a más dificultad e igual paciencia, más tiempo de aprendizaje. A igual dificultad y más paciencia, menos tiempo. A paciencia tendiendo a cero, tiempo de aprendizaje que tiende al infinito (mis colegas que enseñan a principiantes probablemente tendrán algo que contar sobre esto). A paciencia tendiendo al infinito, tiempo tendiendo a cero (se llama “leer perfectamente a primera vista con nivel de maestría”).
Es claro que nuestro nivel de paciencia varía según el momento, el estado de ánimo, la concentración, el cariño que se le tenga a la pieza, el cariño que uno mismo se tenga, el tiempo disponible. Pero sería interesante intentar estudiar alguna vez, independiemente de las condiciones objetivas, como si tuviéramos infinito cariño con nosotros mismos, infinito cariño por la pieza, infinita capacidad de concentración, infinito tiempo disponible. Sólo “como si”, para ver qué pasa.
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