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Eduardo Fernandez

Fragmentos de entrevista


Cómo nace tu amor por lo artístico, y en especial por la música clásica?

En casa se escuchaba música clásica, había discos y se sintonizaba el SODRE, CX 6. Me acuerdo especialmente una vez, en la playa (Costa Azul) en que durante una tremenda tormenta mi padre puso el movimiento de la “Sinfonía Pastoral” de Beethoven que describe una tormenta. Mi padre había estudiado un poco de guitarra, no me acuerdo de haberlo visto estudiar alguna vez, pero tenía una guitarra en casa. De tanto en tanto y a escondidas, yo abría el estuche y trataba de tocar las cuerdas sin sacar el instrumento. Me gustaba escuchar música clásica desde chico – no te puedo explicar por qué. Nunca me puse a pensarlo. Empecé a estudiar guitarra a los 7 años, con un profesor que (improbablemente) había hecho cursos con Segovia, pero por cosas de la vida había tenido muchos reveses y trabajaba a tiempo parcial en la farmacia de mi padre en Las Piedras, Raúl Sánchez Arias. Pero entonces estudiar guitarra era una cosa más de todas las que hacía yo, no era un centro de mi vida. Recién a los 16 años, comenzando a estudiar con Santórsola, en determinado momento me di cuenta que realmente eso era lo mío. Mi padre realmente se preocupó muchísimo de que nosotros tuviéramos contacto con lo artístico, nos llevaba a conciertos y a museos. Yo creo que fue en parte por una tendencia innata y en parte por el ambiente familiar. Pero si no hubiera tenido contacto con la música desde niño, no creo que se hubiera dado.

Qué estímulos encontraste para realizar esa opción?

No sé si se puede hablar de estímulos. En casa ciertamente no me obligaban a estudiar, aunque si tenía que preparar algo para la clase de guitarra y me encontraban perdiendo el tiempo, me sacaban la amarilla, pero eso sucedía con otras cosas también. Desde un punto de vista interno, la música me fue atrayendo gradualmente cada vez más, cuanto más conocía y crecía más fuerte era la atracción. Y algo que creo es importante, es que también tenía facilidad; a todos nos gusta hacer lo que hacemos bien, lo que nos sale bien... Y llegó un momento en el cual no podía, literalmente me enfermaba, si hacía otra cosa. Externamente, un factor importantísimo fue que, en ese momento, mis padres no solamente no me desestimularon, sino que apoyaron esa atracción. Estímulos de otro tipo, de, digamos, ser rico y famoso no estaban en los planes (rico tampoco soy, de paso, y famoso no tanto). La decisión de dedicarme profesionalmente a la música vino, comparativamente a lo que sucedió con muchos colegas que conozco, tardísimo, sólo cuando se veía que era una opción más o menos posible o por lo menos no imposible. Y el apoyo de mis padres fue absolutamente decisivo, en ese momento.

Piensas que la cultura, es cuestión para unos pocos?

De ninguna manera, y una sociedad que la piense así, a mi juicio, sería una sociedad muy enferma. La cultura es lo que nos hace humanos – entonces, el acceso a la cultura tiene forzosamente que ser un derecho de toda persona; si no lo es, es que estamos dividiendo a la gente en humanos y objetos. Nunca entendí la idea de una cultura elitista, aunque hay ciertas manifestaciones de la cultura que exigen más que otras del espectador, lector, oyente o observador, y no son para todos, pero no por una cuestión de plata sino por una de exigencia, y de que no a todos les da el cuero o el tiempo o el entusiasmo para todo. Pero esos casos representan realmente un porcentaje bajísimo de lo que hay. La música clásica, o preferiría decir “culta” (para no decir, como mi maestro Tosar, “impopular”) es para todas las personas que tengan dos oídos, y algo entre ellos. Y creo que lo mismo ocurre con las otras artes. Son puertas abiertas de par en par, y adentro están los tesoros. Eso como principio. En el Uruguay de hoy, esto se da? Y, creo que las puertas sí están abiertas. CX 6 no ha sido interferida, las entradas a los conciertos o al teatro salen (en general) dos paquetes de cigarrillos, los museos no están cerrados y con Internet, el que sabe lo que busca lo encuentra. Falla, como en todos los países latinoamericanos, el nivel intermedio entre creadores y consumidores de la cultura, la difusión, la crítica, el pensar y divulgar - al menos en música: la crítica musical uruguaya ha prácticamente desaparecido, por ejemplo, y no es una pérdida menor. Pero lo más grave (a mi juicio) es cuando en los medios de comunicación masivos, los temas y los acontecimientos culturales directamente no existen. Hay excepciones como TV Ciudad, pero me temo que confirman la regla. Si le damos a la gente una especie de alimentación forzada de todo lo que es desensibilizante, qué se puede esperar? Y ojo, los Tinelli deben existir, no estoy hablando de censurar y decidir qué debe ver la gente. Pero hay que dar espacio a otras cosas también. No es posible que un concierto que tiene más espectadores que un partido de la B tenga menos espacio en los medios, por ejemplo, cuando lo tiene. No es posible que un locutor designe “buena música” a la cumbia barata y eso se deje pasar. El discurso de “la gente quiere eso y se lo tenemos que dar” no me convence, a menos que la gente tenga una opción real y viable para poder elegir qué es lo que quiere. La oferta masiva de la música mal llamada “popular” (porque con el pueblo tiene poco que ver y con lo comercial muchísimo) es como si entraras a un restaurante donde el menú es: hamburguesa, hamburguesa con pan negro, hamburguesa light, hamburguesa con queso, hamburguesa con panceta, hamburguesa con ensalada y andá llevando. Y no hay nada más? Es lo que hay, valor. Y después nos vienen a decir que a la gente le gustan las hamburguesas. Y claro, si no hay más nada... La gente no es idiota y se da cuenta cuando algo tiene calidad. En mi experiencia, cuando puede elegir, cuando tiene igualdad de acceso y las opciones culturales tienen igualdad de oportunidades, elige bien. Y lo hace porque las hamburguesas aburren, a la larga! Vamos a darle la oportunidad, por favor. Ahora, si se presenta la cultura y el arte como algo engolado y aburrido, también se está diciendo que en el fondo, no se cree en la cultura ni en el arte. Esto se ve muchísimo en muchos que no saben hablar de cultura sin ponerse la corbata. Son temas complicados de resolver, pero pienso que de fácil diagnóstico para cualquier observador mínimamente objetivo. Y de paso, la música popular hecha en serio enfrenta muchos de los mismos problemas que la que hago yo. Acordate de Eduardo Mateo.

Es difícil en nuestra sociedad que a los que trabajan en cultura se los sienta como trabajadores, piensas que eso está cambiando?

En los últimos años no he pasado mucho tiempo en Uruguay, así que sería atrevido si me pongo a hablar de más. Pero incluso en el Uruguay en que crecí, no se veía viable que uno optara profesionalmente por la cultura, excepto en el caso que no tuviera necesidad de vivir de ella, por más que quisiera vivir para ella. Yo me acuerdo muy bien lo frustrante que era ir al SODRE a intentar cobrar un concierto: llevaba meses. Creo que depende un poco de cómo definimos “cultura”. Pero es claro que en un país pequeño y desgraciadamente cada vez más inculturizado (y pido disculpas por el neologismo y por el posible atrevimiento) la cosa no es fácil, porque si no somos todos los uruguayos público de cultura, los números dicen que no da para tener una cultura a menos que el Estado la financie. Me da una cierta impresión que las cosas están quizás tendiendo a querer empezar a intentar cambiar un poco, y que hay buenas intenciones, pero me parece que un verdadero cambio requeriría un cambio radical de cultura, si me perdonás el juego de palabras. Y francamente no lo veo en las cartas. Ojalá me equivoque!

Crees que la cultura y el arte en particular son importantes para el desarrollo de un país?

Y cómo! Sin cultura y arte no hay identidad. Y de qué sirve ser prósperos si no sabemos – todos - quiénes ni qué somos? Y atención, ser inculto no es lo mismo que ser ignorante; se puede ser ignorante y muy sensible, porque cultura no es lo mismo que información, cultura es el sedimento que te queda cuando te olvidaste de toda la información pero no te olvidaste del amor y el entusiasmo que te motivó a informarte. En cambio, un inculto es un fervoroso militante de la ignorancia. Pero incluso desde el punto de vista puramente económico, arte y cultura son importantísimos. Si vos comprás, por ejemplo, un vino francés, no estás comprando solamente la botella con un líquido rojo adentro. Estás comprando una historia, en el fondo una cultura: estás comprando Saint-Simon, Balzac, Proust, Debussy, Monet, Truffaut, y me callo porque no vas a tener espacio. Es una marca de fábrica que funciona aunque nunca hayas leído un libro ni visto una pintura, ni tengas idea quiénes son esos nombres, porque hay una aureola construída a lo largo de muchas generaciones, y algo de esa aureola te llega. Qué tal si alguien que compra un vino uruguayo, por ejemplo, tuviera una profundidad tal de aureola detrás de un producto? Si comprar una botella de vino uruguayo fuera comprar Benedetti, Onetti, Javier de Viana, Idea Vilariño, Maslíah, Cabrera, Horacio Quiroga, Felisberto Hernández, Blanes, Espínola, Cúneo, Arotxa, Fabini, Lamarque-Pons y Tosar... Y eso no se puede hacer rápido. Lleva generaciones, pero el proceso evidentemente es más rápido si las condiciones son favorables. Por qué hacemos que la vida sea tan difícil para los creadores? Qué le cuesta al SODRE tener un compositor en residencia por lo mismo que le paga al último de la fila de los segundos violines (cuando les paga, porque a veces...)? Qué tienen que perder? Hay una falta de visión que me pone los pelos de punta. E insisto, lo que más falla es la difusión, el nivel intermedio. Cuántas obras de Tosar has escuchado? Cuántas están disponibles en disco? Cuántos debates hay sobre su obra? Te parece que si Benedetti nunca hubiera sido publicado la gente hubiera ido en masa a despedirlo? El creador musical uruguayo está produciendo en condiciones de semi-clandestinidad, y eso es vergonzoso. Y cuando, remando contra la corriente, o peor, subiendo las cataratas como un salmón, consigue hacer algo valioso, nadie se entera. Y sería tan fácil cambiar un poco las cosas, de a poco.

Se habla de país productivo, piensas que la producción y la creación artística están contempladas en esa mirada?

Bueno, para empezar, y perdón por la irreverencia, no tengo muy claro qué se entiende por “país productivo”. Un país de alta productividad, modernizado? Un país que produzca más de lo mismo que producía antes de transformarse en país productivo? Un país donde no haya desocupados? Un país que exporte mucho? Un país donde todos seamos ricos y famosos? Un país donde todos estemos en fábricas o en granjas y donde no haya bancos, ni ingenieros de sistemas, ni hoteles? Como ves, la Facultad me sirvió para no entender más nada... Si estamos hablando de intenciones políticas, yo creo que en general, los programas de todos los partidos siempre quieren hacer el bien y evitar el mal. Nunca vi nadie que propusiera un país improductivo. Hablando ahora en serio y de la creación artística: no es posible dirigir el desarrollo de la cultura y del arte y sería muy estúpido intentarlo, porque nunca se sabe de dónde salta la liebre de la creación. Pero lo que sí se puede hacer es crear condiciones un poquito más hospitalarias para la creación, cuando ella ocurre. Y esto pasa por la educación, por los medios; más que nada por los mensajes no verbales que se dan todos los días y que influyen más que mil discursos intelectuales. Y por los recursos que se asignen y lo que se haga con ellos. No tanto por los programas partidarios.

Por qué cuesta tanto poner en las prioridades del debate nacional este tema?

Te respondo con otra pregunta: suponiendo que todos los trabajadores de la cultura estuviéramos agrupados en un sindicato (admito, cosa más que utópica) y decidiéramos hacer una huelga general, quién se enteraría? Como dijo Stalin, cuántas divisiones tiene el Papa? Claro que la respuesta se la dio, eventualmente, el Papa Woytila... Cómo vamos a figurar en el debate si no podemos trancarlo? Porque,con contadísimas excepciones, no estamos en el diccionario. Por eso hemos tenido tantos directivos del SODRE cuya única calificación era ser melómanos. Ahora, si yo tengo un diccionario médico en mi casa y me gusta ver las series de TV de hospitales, estoy calificado para ser Ministro de Salud Pública? Me parece que no. Es que no se toma en serio... Y ser un profesional de la música no garantiza ser un buen administrador o director de institución, pero al menos garantizaría una cierta familiaridad con el tema básico y su problemática. Pero me parece, volviendo al tema, que si no hay presencia (especialmente en los medios) no hay fuerza política. Es así de simple, me parece. Y, si la cultura no pesa políticamente, va a ser muy difícil que la clase polìtica en general la tome en serio. Y por otro lado, creo que nos falta profesionalidad a los profesionales de la cultura, en el sentido que muchas veces no sabemos hacer una presentación o un proyecto bien organizados y ordenados, o mucho más elemental, responder en tiempo y forma a una invitación, o explicar en palabras comunes y honradas lo que estamos haciendo. Quizás tendríamos que estudiar marketing o ciencias políticas o contratar alguno que lo haya estudiado. O tener un buen manager, especie no abundante por estas latitudes, muy escasa en otras, y en vías de extinción en todos lados.


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