En tiempos de cultura globalizada, mayormente con dirección única Norte-Sur, que a veces hace difícil distinguir globalización de colonización, las culturas entran en contacto y se malentienden. Hay por supuesto cosas horribles que surgen de este cruce, pero sostengo que nada es tan creativo (al menos potencialmente) como un malentendido.
Cuando una música no se comprende totalmente, porque quien quiere comprenderla está fuera del contexto cultural que la generó, entonces se da necesariamente una proyección de lo que se conoce en lo que no se conoce. Esto puede tomar la forma de una traducción involuntaria de lo desconocido a términos conocidos, con las deformaciones consiguientes. Ahí aparece lo horrible. Un perfecto ejemplo es Miguel Llobet reduciendo el Estilo, género sudamericano con una tremenda historia y profundidad, a una Jota (con todo el respeto a la Jota). O los mamarrachos más o menos bailables que pasan por tango en tantas partes del mundo, o la "cumbia" villera, o tantas otras cosas lamentables. Pero también esa proyección puede ser creativa, inocente, bienintencionada. Se incorpora lo que uno ni sabe que tiene para que la proyección sea realmente acabada y el resultado sea estéticamente satisfactorio; entonces tenemos (por ejemplo) un grupito de Liverpool que cree estar haciendo blues y rock y en realidad está realizando una mutación y recombinación inverosímil de una cantidad de músicas, entre las cuales el music-hall británico y la música tradicional irlandesa tienen mucho que ver. Ya saben de quiénes hablo.
Eso se da también en la música “culta”. Un caso impresionante es Debussy, que descubrió el gamelán en la Expo de París, y descubrió también que lo había estado buscando siempre. Esa sensación de “¿dónde has estado toda mi vida?” es un componente esencial del malentendido positivo. Y como todo lo que se entiende en el fondo se malentiende, porque lo digerimos y lo hacemos nuestro, quiero hacer un homenaje a todos los enamoramientos surgidos de un malentendido. Si es que hay otros modos de enamorarse.