Estoy partiendo de algo que publiqué en Facebook y que está teniendo alguna resonancia. El Banco Mundial hizo un estudio sobre Uruguay, y señala que debido al envejecimiento de la población y las influencias de los cambios tecnológicos sobre el empleo, tenemos que desarrollar tres cosas: enseñar no a base de memorización, sino a base de resolver problemas, desarrollar el pensamiento crítico, y aprender de alguna forma a ser más creativos. Todas cosas sumamente sensatas.
Mi proposición es que las tres cosas se pueden resolver con una medida muy simple: que todos los uruguayos estudien música clásica en serio. Cualquiera que haya estudiado un instrumento sabe por experiencia propia (que es la mejor, si bien no siempre la más barata) que no se puede confiar en las tradiciones o en lo que a uno le dijeron, y por ende hay que desarrollar sí o sí un pensamiento propio, que por fuerza es crítico; que resolver problemas es lo que uno hace constantemente (cómo elijo la digitación para este pasaje, por qué, qué resultados tiene, funciona o no), y que ser creativos es indispensable (esta solución que se me ocurre, probablemente no se le ocurrió a nadie antes, y si se les ocurrió, de todas formas es mía. Como decía Goethe, una idea no pertenece a quien la tiene primero, sino a quien la tiene mejor).
Y hay otros beneficios, digamos cívicos, que aparecen cuando se estudia música clásica. Primero, el respeto por las ideas ajenas - el compositor tenía sus ideas, que no necesariamente son las mías, y puedo aprender mucho de ellas. También, si estoy haciendo música de cámara, tengo que escuchar atentamente a los otros y adaptarme a sus ideas, funcionar dentro de un todo más o menos armonioso. Y tengo que jugarme por mis ideas, porque si no lo hago, la realización de esa idea del otro va a sufrir.
Se me puede argumentar que todo eso sucedía en Venezuela con El Sistema, y miren lo que pasa allá ahora. Yo digo, miren más bien cómo termina (aparte de que me resulta difícil creer que Maduro es producto del Sistema...) En realidad, El Sistema, según mi humilde y no cualificada opinión, fue uno de los factores que abrió la posibilidad de la revolución popular que fue el chavismo, mal, bien, o regular que haya sido (creo que hay que hablar en pasado). Nadie sale a jugarse la vida si no ha sido convencido de su propio valor - lo mismo que están haciendo ahora. Y me parece que Venezuela es un caso más bien extremo. En Finlandia la música clásica tiene status serio desde hace tiempo, y lo más grave que han hecho fue poner un vals de Tárrega en los Nokia. Y está también Esa-Pekka Salonen, que ya lo quisiéramos por acá, cuando se aburra de tener una vida relativamente fácil.
Así que me uno a la propuesta de mi amigo Gustavo Reyna. Ya tenemos el Plan Ceibal (una computadora por alumno de primaria). Ahora le toca al Plan Zorzal, un instrumento por alumno. Que la Fuerza nos acompañe. Saludos.