Meister Eckhart, místico cristiano (1260-c.1328)
Ustedes dirán, cómo puede alguien del siglo XIII tener algo que decirnos sobre interpretación musical. Sin embargo, me parece que Meister Eckhart da preclara y absolutamente en el clavo. Vean si no (la traducción es mía, así que probablemente haya alguna imprecisión):
...Y luego percibid los sentidos interiores. Ellos son las fuerzas nobles que están en el alma, las inferiores al igual que las superiores. Las fuerzas inferiores sirven a las superiores y al mismo tiempo también a los sentidos exteriores. Por eso es que están tan cercanas a los sentidos exteriores, que lo que el ojo ve y lo que el oído oye, inmediatamente conduce a la codicia. Si la cosa es decente, inmediatamente ofrece otra fuerza, que se llama contemplación. Ella observa la cosa y ofrece una tercera fuerza, que se llama entendimiento. Así lo que se observa es purificado, antes de que llegue a las fuerzas más altas. Tan noble es la fuerza del alma, que ella percibe en lo observado la metáfora y la imagen particulares y las eleva a las fuerzas más altas. Allí lo observado es retenido por la memoria, abarcado por el entendimiento y llenado por la voluntad.
Observen cómo Eckhart subraya el papel del entendimiento. No alcanza con decir “me gusta así” o "lo siento así"- esa inclinación conduce al rebajamiento de la idea del compositor, y su subordinación al ego de uno. Se requiere paciencia para la contemplación, y más paciencia aún para que esa contemplación “ofrezca” material para el entendimiento. Siempre digo (y no es que me hagan mucho caso) que, si queremos ser buenos músicos, la participación del razonamiento y entendimiento es fundamental: es lo único que nos permite trascender los límites creados por nuestra memoria, nuestra costumbre, nuestra rutina – el “siempre lo hice así y me aplauden, para qué buscar algo diferente”. El examen racional de la obra nos puede, si tenemos suerte, abrir alguna puerta inesperada; es el mejor antídoto contra la rutina, y creo que a eso se refiere Meister Eckhart hablando de “purificación” - que lo que se hace sea nuevo, y por eso puro. Una vez que descubrimos otra posibilidad interpretativa, que es mejor que lo que hacíamos, es psicológicamente imposible no intentarla. Ahí es donde interviene la voluntad, para persistir hasta que se realiza la nueva idea.
¿Y dónde está la emoción? Claro que existe, y es lo que el intérprete siente y comunica a sus oyentes. Pero si el entendimiento no hizo su trabajo, es una comunicación bastardeada, banal, que no eleva sino que simplemente cae donde se espera que caiga, de acuerdo a los prejuicios del oyente y (lamentablemente) también del intérprete; si no se entendió el mensaje, cualquier emoción que el mensaje suscite va a ser falsa. La música (contrariamente a lo que muchos creen) no es expresión de emociones, o no lo es en primer lugar. La emoción, lo más poderoso que tenemos como herramienta los intérpretes, está (por más poderosa que sea) subordinada a la idea, al “entendimiento” de Eckhart. La interpretación no es “expresar emociones”. Eso se hace en una terapia, pero un concierto no puede ser una terapia catártica – sería terriblemente aburrido para los oyentes (pregúntenle a cualquier psicóloga) y delito de egolatría por parte del intérprete. Se trata de expresar ideas, las del compositor y no las de uno, ideas que son tan poderosas que emocionan, o que tienen una emoción implícita, que raras veces es inequívoca. Pero lo emocional es aquí títere del entendimiento, y no al revés.
Le comenté una vez a una amiga, filósofa ella, que era muy frustrante estudiar Bach, con todo lo maravilloso que es, porque uno llega a una interpretación que está seguro ES la ideal, y años después descubre que no lo era, que hay otra posibilidad que es mejor. Ella me dijo: “Eso es la definición de la verdad según Hegel – es dialéctica. Uno está seguro de que es verdad, en todos los momentos."
¿Estoy queriendo decir que ninguna interpretación es definitiva? Por supuesto. Cualquier interpretación no es más que provisoria, así esté grabada. Es un retrato de lo que el intérprete veía en la obra en el momento de la ejecución. El acercamiento a la idea del compositor es siempre asintótico, lo mismo que lo fue el acercamiento del compositor a su idea, en el momento de la composición. La inspiración dicta, pero el escriba tiene siempre problemas para traducirla a lo concreto. Se hace lo que se puede, muchachos. Lo importante es hacerlo usando “las fuerzas nobles que están en el alma”. Gracias, Meister Eckhart. A ver, todos, una linda reverencia en dirección a Erfurt, por favor. Uno, dos..... ya. Gracias.